Una semana de Trump y ya tenemos récord bursátil... en Europa
Trump podría destaparse como el empujón que necesita Europa para ponerse las pilas. Por ahora, el STOXX 50 experimenta récords curiosos
Resulta difícil apartar la mirada de Estados Unidos, ¿verdad? Pero lo cierto es que entre los grandes inversores se detecta más entusiasmo por Europa. Las bolsas de la zona del euro han rendido muy por debajo de las estadounidenses durante 17 años, tendencia que se aceleró con el regreso de Donald Trump al poder.
Pero en las últimas semanas, el índice STOXX 50 ha experimentado un repunte curioso. Es demasiado pronto para afirmar que se está gestando una nueva tendencia, pero hay rescoldos que delatan bastante entusiasmo por las acciones europeas:
Dejando de lado la cruel comparación con EEUU, en términos absolutos y denominados en euros, el STOXX 50 se encuentra ahora en su nivel más alto desde las primeras semanas del 2000; el FTSE Eurofirst 300 está en máximo histórico, meta volante que el S&P 500 no ha alcanzado aún.
En comparación con mediados de 2024, la última encuesta mensual de gestores de fondos globales realizada por Bank of America reveló un sorprendente cambio de percepción sobre las bolsas del Viejo Continente.
La ponderación europea de los encuestados ha aumentado al mayor ritmo de cualquier mes desde 2015, firmando, además, el segundo mayor impulso de la historia. Esta encuesta se realizó antes de que Trump asumiera el cargo y es anterior al optimismo generado por su fracaso inicial en imponer nuevos aranceles a la Unión Europea.
No hay ninguna expectativa perceptible sobre la región, cuyos problemas van desde el ascenso de la extrema derecha, hasta una posible división en torno a la política fiscal entre Francia y Alemania.
El optimismo está por los suelos, especialmente en Alemania, donde las encuestas IFO y ZEW sobre el sentimiento empresarial sugieren que las compañías están dejándose llevar, cada vez más, por el pesimismo.
La perspectiva de una desregulación estadounidense se considera una amenaza competitiva tan importante para Europa como los posibles aranceles

Robin Winkler, del Deutsche Bank, ofreció un balance bastante sombrío, al decir que «es difícil detectar nuevos espíritus salvajes en la economía alemana». La versión 2.0 de Trump de tiene mucho que ver con esto. La incertidumbre sobre la nueva Administración Trump es palpable.
Hay una amplia gama de opiniones sobre las perspectivas de Estados Unidos bajo el Trump 2.0, desde preocupaciones sobre una economía estadounidense superior, que absorba la inversión europea, hasta predicciones más sombrías de que Estados Unidos se apalancará hasta el extremo.
De cualquier manera, las implicaciones para la economía alemana no inspiran a nadie.
Hay un fuerte consenso en que los problemas de competitividad de Alemania se exacerbarán a medida que Trump tome decisiones. Cabe destacar que la perspectiva de una desregulación estadounidense se considera una amenaza competitiva tan importante en ciertos sectores como los posibles aranceles.
Pero Trump podría darle a Europa, y en particular a Alemania, el empujón que necesita. Las elecciones de febrero ofrecen una oportunidad a Berlín para cambiar de rumbo y levantar el «freno de la deuda», introducido después de la crisis financiera global, y embarcarse en un gasto fiscal expansivo.
Pero eso requerirá una mayoría clara que excluya a Alternative für Deutschland (que se opone a abrir la mano). Por ahora, proyectar un resultado electoral es sumamente irresponsable.
Mientras tanto, las expectativas de recortes de tipos de interés también se han reducido, ya que parece probable que la Reserva Federal mantenga las tasas más altas durante más tiempo, lo que dificulta que el Banco Central Europeo actúe.
La tasa implícita esperada para finales de este año ha subido aproximadamente 50 puntos básicos en los últimos dos meses, según la función Probabilidades de Tasas de Interés Mundiales de Bloomberg.
¿A qué se debe entonces la recuperación y el repentino interés de los gestores encuestados por Europa? En gran medida, la explicación es que los mercados bursátiles europeos están notoriamente baratos.
Europa debe lidiar con su escasez de grandes empresas competitivas en los sectores que actualmente lideran el crecimiento económico global.
Si comparamos el precio-beneficio futuro del STOXX 600 con el del S&P 500 y el del índice Bloomberg de los «otros 493» (excluyendo a las Siete Magníficas), la diferencia es amplia y sólo se reduce ligeramente si se excluyen los valores de moda. Insisto: Europa está significativamente barata.
La pérdida de confianza es evidente y se puso de manifiesto el año pasado en un desplome extremo de las valoraciones de los mercados bursátiles. Andrew Lapthorne, estratega cuantitativo jefe de SocGen, resume la situación de la siguiente manera:
En 2024, el índice MSCI Europa tuvo el mayor rendimiento inferior al de Estados Unidos desde 1975 en términos de dólares estadounidenses, lo que dejó a Europa, en términos agregados, cotizando con un descuento récord de valoración P/E a futuro del 40%. Las valoraciones de las acciones individuales han evolucionado con el tiempo y la discrepancia de valoración no se debe simplemente a algunas valoraciones muy altas de las megacapitalizadas estadounidenses. Hay una larga lista de explicaciones para la brecha actual, pero también está claro que el contraste en las valoraciones nunca ha sido tan marcado como lo es hoy.
Riesgos descontados
Alemania es el corazón del problema. La última vez que las acciones tecnológicas subieron, hace 25 años, el ratio precio-beneficio ajustado cíclicamente (CAPE, por sus siglas en inglés) —que compara los precios con las ganancias promedio durante una década— muestra que Alemania fue, aunque por poco tiempo, incluso más cara que Estados Unidos.
En este último auge, los índices CAPE que lleva Barclays muestran que Alemania se ha quedado completamente fuera de juego.
Así que Europa en general y Alemania en particular pueden ser baratas por alguna razón todavía por concretar, pero lo cierto es que lo son. Los riesgos que representa Trump ya están muy descontados y hay más margen de seguridad para quienes estén dispuestos a lanzarse.
Y si el año resulta mejor de lo que muchos barruntan –por ejemplo, con una paz en Ucrania con la que el continente pueda vivir, y un retorno a gobiernos más estables en Francia y Alemania–, Europa resultará ser una ganga.
Sin embargo, primero se necesitan algunas buenas noticias antes de que se pueda validar este repentino entusiasmo.
Un saludo desde Madrid.